Raúl el panki

A medida que me hago mayor (espero que sea por eso y por herencia genética) me estoy quedando más calvo. Judith dice que estoy muy feo así :(

La cuestión es que se me está cayendo el pelo de recién nacido, y en su lugar ya me viene un pelo nuevo muy bonito. La diferencia de momento es tan sólo en el tamaño ya que el color parece que es él mismo.

Hoy mamá y mi hermanita me han hecho un peinado muy especial: en el centro el pelo viejo, y por los lados el nuevo. ¿Os gusta?

Con Bali

Hoy han venido a vernos otra vez mi amigo Bali y su madre. Bali todavía no había visto a Raúl y también quería conocerlo. Le ha gustado mucho, y le hubiera gustado incluso sacarle los ojos:)

Mientras las madres hablaban nosotros dos hemos estado jugando mucho. Claro que a las madres no les han gustado mucho todos los juegos que inventábamos, como por ejemplo cuando nos subimos a mi cama y tiramos todas las sábanas al suelo. Comparado con esto, cuando jugamos a encender y apagar la lámpara, ya no les pareció tan grave.

Nos hemos divertido mucho. ¡Vuelve pronto otra vez, Bali!

Vacunas en serie

Acabo de sobrevivir a la primera vacuna que me ponen desde que salí del hospital. Para ser exactos, hoy me han puesto 3 vacunas: una que me he bebido, otra en la pierna izquierda y otra en la pierna derecha. Suerte que no tengo más piernas, que si no quien sabe cuantas me habrían puesto...

Seguro que gracias a mi buena forma física que lo he soportado bastante bien. De todas formas me he quejado un poco después de cada vacuna (sobretodo de la tercera, cuando ya no sabía como hacerles notar que se me acababa la paciencia), aunque sólo fuera por mantener el honor. Lo importante es que después de tanta vacuna por lo menos no me ha dado fiebre ni he estado intranquilo ni dada. ¿Soy un héroe o no?

¡2 Meses!

¡Ya tengo dos meses! En general no han habido grandes cambios: sigo tomándome los días muy tranquilos, y sigo la mayor parte del tiempo durmiendo o comiendo. Con relación a esto último si que ha habido un gran cambio, y es que ya he dejado una comida, sólo para que mamá y papá pudieran dormir mejor por la noche. Por supuesto la cantidad de leche que me faltaría la compenso tomando más durante el día. No cuido mucho mi línea, pero ahora lo más importante es el crecimiento. Ya peso un poco más de 6 kilos, lo que significa que he he engordado un poco más de un kilo en un mes (no probéis esto en casa), y cada vez se me notan mal los michelines, sobretodo en los muslos, y el cuello ya es difícil lavármelo con tanta papada.

También me he desarrollado algo la inteligencia, y no sólo el aspecto físico. Cada vez me intereso más por los objetos y personas que me rodean. Me encantan por ejemplo los ositos que hay pintados en mi pared, los muñequitos que dan vueltas colgados en mi cuna, o los dibujitos que hay en el protector de la cuna; en cuanto los descubro, les regalo una amplia sonrisa. De la misma manera que cuando mamá, papá, Laura o los abuelo me hablan. Tiene tanto efecto eso sobre mí que no quepo en mi propio cuerpo y sonrío un montón mientras muevo pies y manos.

Pero no tan sólo eso he desarrollado. También intento controlar o tocar las cosas. Por ejemplo, siempre intento coger los ositos que cuelgan en la sillita del coche. Desde fuera puede parecer que simplemente muevo las manos a lo loco y a veces por suerte le doy a uno, pero no importa. Me falta tan sólo un poco de coordinación de movimientos.

¡29 Meses!

Un nuevo mes a pasado, y en las últimas semanas lo que más he desarrollado ha sido mi nivel de español. Eso de que durante una semana entera sólo he odio español ha tenido su efecto. Con papá ahora ya solamente hablo en español, incluso cuando no hay hispanohablantes presentes.

Durante navidades he aumentado mi repertorio de canciones, y ya no sólo conozco los villancicos húngaros Hull a pelyhes o Télapó itt van, sino algunos españoles también como 25 de diciembre, Campanitas del lugar o Ande, ande ande, que por cierto canto todo lo fuerte que puedo, hasta que me duele la garganta.

Los Reyes Magos

Hoy han venido los Reyes Magos. Los estábamos esperando ya un montón. Mamá y papá este año también han hecho el tradicional roscón de Reyes. Ayer por la noche pusimos todos los zapatos debajo del árbol para que nos pudieran dejar regalitos. También les dejamos algunos dulces a los Reyes y agua para los camellos, que seguro después de un viaje tan largo y tanto trabajo tendrían mucho hambre y sed. Y así nos fuimos a dormir con la esperanza de oirlos cuando vinieran para poder verlos de cerca.

Por desgracia nos debimos quedar dormidos muy profundamente porque no nos dimos cuenta ninguno, aunque es seguro que estuvieron aquí, porque hoy cuando nos hemos levantado teníamos unos regalitos en los zapatos: Laura chocolatinas, unas medias y un despertador, y Raúl también chocolatinas y nos muñecos para colgar en la cuna.